Por: Agencias

Spencer Andrich, un profesor de ciencias sociales de una escuela secundaria de Anacortes, en el estado estadounidense de Washington, recibió este mes una inesperada visita en pleno confinamiento por el coronavirus COVID-19.

«Estaba preparando una lección, cuando miré por la ventana y vi un elefante marino gigante que se dirigía a mi casa», contó el norteamericano, informó RT en Español.

Cuando a finales de marzo en Washington fue impuesta la cuarentena para detener la propagación del coronavirus, Andrich se mudó a una casa ubicada cerca del océano Pacífico, la cual pertenece a su familia desde hace tres generaciones, pero esa fue la primera vez que recibió la visita de uno de estos grandes mamíferos.

Al ver el intruso, Andrich llamó a Ralph Downes, un empleado del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Washington, que ya había visto al animal en otras ocasiones.

Se trata de una hembra llamada Elsie May, bien conocida por los biólogos, policías y vecinos de la localidad por su carácter comunicativo y curioso. Como cuenta Ralph, Elsie May es muy curiosa y no tiene miedo ni de los humanos ni de los coches.

La curiosidad de Elsie May es tan grande que incluso intentó entrar en la casa de Andrich. Él la grabó desde la cocina, preocupado por la posibilidad de que rompiera el vidrio de la puerta. Sin embargo, Elsie May se quedó fuera restregando la cabeza en el cristal, como si se tratara de un perro. El animal se quedó tres días en el jardín de Spencer y después volvió al océano.

Según los expertos, los elefantes marinos viven la mayor parte de su vida en el océano, pero una vez al año salen a la tierra para el período de muda. En general suelen permanecer en lugares seguros en la costa, pero este no es el caso de Elsie.

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San Salvador, El Salvador

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