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Las nuevas leyes aprobadas por el Parlamento de Queensland, de Australia el 8 de septiembre de 2020, son una puya más al secreto de la confesión, parte fundamental, esencial, de la constitución sacramental de la Iglesia católica.
Estas nuevas leyes proponen que las instituciones religiosas y sus miembros ya no puedan usar el secreto del confesionario “como defensa o excusa” para no denunciar a las autoridades civiles asuntos de abuso sexual infantil.
La ley fue aprobada por el Parlamento de Queensland y contó con el apoyo de los dos partidos políticos principales en la región. Obviamente, la Iglesia católica se opuso. El obispo Tim Harris de Townsville, tuiteó: “Los sacerdotes católicos no pueden romper el secreto de la confesión”.
➡️ Nuevo golpe al secreto de confesión en Australia: otro Estado decreta prisión si los sacerdotes no lo rompen en casos de abusos https://t.co/mUSc7bdca6 pic.twitter.com/YNZncHfTUf
— Revista Vida Nueva (@Revista_VN) September 10, 2020
La nueva ley fue una respuesta a las recomendaciones de la Comisión Real sobre Abuso Sexual Infantil, encargada de documentar la historia de abusos en organizaciones religiosas y seculares, incluidas escuelas y orfanatos católicos en todo el país.
Por lo demás, Queensland se une en este tipo de leyes a las regiones de Australia del Sur, Victoria, Tasmania y el Territorio de la Capital Australiana quienes han promulgado normativas similares.
La Comisión Real había pedido ya que la Conferencia de Obispos Católicos de Australia, aclarara con la Santa Sede “si la información recibida de un niño durante el sacramento de la reconciliación, de que ha sufrido abusos sexuales está cubierta por el secreto de confesión”.
También que “si una persona confiesa durante el sacramento de la reconciliación haber perpetrado abuso sexual infantil, la absolución podría y debería retenerse hasta que se denuncie a las autoridades civiles”.
La nota de respuesta, aprobada por el Papa Francisco y publicada por el Vaticano a mediados de 2019, la Penitenciaría Apostólica afirmó que hay secreto absoluto de todo lo dicho en la confesión y llamó a los sacerdotes a defenderlo a toda costa, incluso a costa de sus vidas.