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Son muchas las estructurales criminales que se han instalado en las principales ciudades del país para reclutar niños y niñas con el nefasto propósito de que sean parte del jugoso negocio de la explotación de menores.
Bogotá bien puede ser apenas la punta de un iceberg de lo que sucede en el país, donde cientos de menores de edad son conducidos -hasta por sus propias madres- a vender sus cuerpos a cambio de ‘premios’ insólitos
Esta situación quedó al descubierto luego de que cayera una banda que tenía su centro de operaciones en la localidad de Chapinero y mantenía reclutadas varias menores que ofrecía en prostíbulos de Bogotá y Chinauta, un corregimiento de Fusagasugá (Cundinamarca).
Dentro de esta aberración, se conoció la insólita transacción a que accedió una madre para que su hija terminara en este negocio.
Investigadores de la Policía Judicial descubrieron a una mujer que decidió entregar a su hija a cambio de un elemento para su vivienda en el Eje Cafetero. “Ella dio a su hija a esta red a cambio de un ventilador”, relató el investigador.
Luego de esto, también llegaron más ofrecimientos económicos a cambio de que menores de edad tuvieran relaciones “Algunas mamás dejaron que se sumaran a este negocio por sumas entre $200.000 y $600.000”, señaló el oficial encargado de la investigación.
Una vez las niñas eran explotadas en la whiskería, la tarifa para que los hombres estuvieran con las menores de edad era de mínimo $400.000, pero las niñas apenas recibían $100.000.