Este Día del Padre fue diferente y muy duro para Jesús Miguel Llanes Ramírez, un médico que no pudo celebrar al lado de su esposa, ni pudo abrazar a su progenitor, ya que el Covid-19 arrebató la vida de ambos.
Pese a ello, el médico urgenciólogo del Hospital General de Zona Número 7 del IMSS en Monclova, Coahuila, México, asegura que mantiene la fortaleza para seguir combatiendo el virus que cobró la vida de sus seres queridos.
“Es algo que no le deseo a nadie, pero mis hijos y demás seres queridos, me dan la fuerza para salir adelante”, sostuvo el médico, quien reveló, entre lágrimas, que también su mamá y sus dos hijos fueron víctimas de la enfermedad.
Fue durante el homenaje que se rindió a los médicos, y personal de salud que perdieron la vida en la lucha contra el nuevo coronavirus en el Hospital Móvil de Monclova, donde Miguel Llanes no pudo contener las lágrimas al ver la fotografía de su esposa, quien era paramédico de oficio, y al recordar también la pérdida de su padre.
El galeno relata como a mediados de marzo, tuvo contacto con pacientes y personal del Instituto que se contagiaron, por lo que decidió realizarse una prueba, que por fortuna dio negativa.
Al iniciar la reconversión del hospital, nació el modelo de atención a pacientes y el 4 de abril; se formó el primer equipo Covid-19 y como especialista en urgencias, se integró en automático.
#Coahuila: El doctor se mantiene al frente de la batalla contra el #covid19, a pesar de perder a su padre y esposa por el virushttps://t.co/rE6sFRmB60
— Periódico Zócalo (@PeriodicoZocalo) June 22, 2020
Su jornada de trabajo era acumulada, extenuante y a veces cansada; sin embargo, no se daba por vencido, había que atender a 32 pacientes, 14 de ellos estaban intubados. En un inicio había incertidumbre, pero también un equipo multidisciplinario muy valiente al frente de batalla.
Entre el 10 y 11 de abril, mientras se esmeraba en salvar la vida de pacientes hospitalizados, en su casa, su padre, su madre y su esposa empezaron a manifestar síntomas de coronavirus.
Fiebre, tos y dolor muscular se hicieron presentes, pero Llanes Ramírez estaba asintomático y seguía con sus funciones en el nosocomio. El panorama cambió para su familia cuando su padre empezó a sufrir problemas de respiración y tuvo que hospitalizarse.
“Para mí fue muy duro estar en el piso y ver llegar a mi padre. Por supuesto que lloré, porque yo sabía lo que venía”, aseguró. Para mantenerlo con vida lo intubaron. Las posibilidades de sobrevivir eran pocas.
Los momentos más difíciles.
El profesional de salud narró que su padre ingresó el 18 de abril por la noche y murió tres días después. Era de noche y sintió que el mundo se le venía encima. El 21 de abril, horas antes de que su padre falleciera, se hizo una segunda prueba, esta vez resultó positiva.
El 22 de abril, mientras estaba en aislamiento y trataba de asimilar la pérdida de su padre, su esposa, Miriam Cantú Camarillo, se agravó por la madrugada y fue hospitalizada. Estuvo 20 días bajo sedación y con apoyo ventilatorio.
Ella falleció el 11 de mayo, otro duro golpe a su fortaleza. Para ese entonces ya se había reincorporado a su trabajo, después del aislamiento y un examen que dio negativo.