Por: Alejandra L

El fiscal general Raúl Melara fue categórico sobre el uso correcto del centro de escuchas telefónicas que controla la Fiscalía General de la República.

Expresó que lo más importante es que se utilice apegado a lo que dice su misma ley (LEIT) artículo por artículo, y que cuente con la aprobación de un juez: “la Fiscalía no puede proceder a intervenir ningún tipo de comunicación que se haga sin esta autorización del juez”.

“Más que la aprobación de la Fiscalía de usar el centro de intervenciones telefónicas necesitamos la aprobación de los jueces”, reiteró Melara en la entrevista de Frente a Frente de TCS, esta mañana.

Melara reconoce la importancia de dicha herramienta para combatir la delincuencia y desmantelar estructuras delictivas, y se compromete a fortalecerlo en el marco de la ley. “Lo más importante es que se utilice de la manera correcta y en ese sentido hay un compromiso mío de utilizar e centro de escuchas de forma más transparente y de la manera que la ley lo exige”, recalcó.

Sobre los procesos que la Fiscalía tiene y que recibió de su antecesor, Melara se comprometió a revisarlos exhaustivamente, porque considera que si hay inocentes, la primera institución que debe reconocerlo es la Fiscalía. Al mismo tiempo, dijo que dará trámite a todo aviso y denuncia que llegue a la institución por el bien de los salvadoreños.

Dentro de los casos más sonados y emblemáticos que recibe el fiscal general son las denuncias del mal uso de dicho centro de escuchas telefónicas, de haberlo utilizado sin autorizaciones de jueces, o de presentar casos de escuchas vencidas.

El periodista costarricense Lafitte Fernández afirmó que el exfiscal Douglas Meléndez y su equipo “pasaban por debajo de la mesa escuchas telefónicas, audios, documentos confidenciales a sus periodistas predilectos”. “Reconozco, abogado Douglas Meléndez, que su paso por la Fiscalía General sí le enseñó algo. Aprendió a manipular periodistas. Les metió miedo. Los endulzó. Arregló casos con ello… Cuando se conoce de periodismo, se determina, fácilmente, a quienes les pasaba usted pruebas de su fábrica de casos penales arreglados. Aprendió a pasar, debajo de la mesa, a hurtadillas, grabaciones, intervenciones telefónicas, expedientes confidenciales y otras dudosas pruebas. Ellos se convirtieron en sus escritores preferidos”, escribió Lafitte Fernández en su cuenta de facebook.

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San Salvador, El Salvador

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