Por: Agencias

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Hélber Bolívar trabajaba como vigilante en el reconocido restaurante La Ponderosa en Bogotá, Colombia. Hace dos meses, cuando comenzó la pandemia de COVID-19 se expandió, este hombre se preparó para volver a su hogar para cumplir la cuarentena. Sin embargo, sus jefes le dijeron que estaba obligado a quedarse.

Los dueños de la bodega, Patricia Ramírez, y “dos señores llamados Jairo y Fernando”, según contó Bolívar a Blu Radio, nunca le dieron comida o dinero para mantenerse en los largos períodos que debía permanecer como vigilante. Bolívar fue obligado a trabajar de lunes a lunes, durmiendo en una oficina sin ayuda. Su único acceso al exterior fue una pequeña ventana, por donde su hija le daba comida.

Aunque la bodega estaba llena de alimentos, estos eran monitoreados por cámaras de seguridad para evitar robos. Hélber estuvo expuesto al hambre y frío, viendo al mundo a través de una rendija, durante 50 días, en los que su hija se preocupó de alimentarlo y visitarlo.

Además, fue obligado a trabajar y durmiendo en una oficina sin ayuda o protección. La situación indignó al país: un caso de trato inhumano considerado como esclavitud.

Bolívar sufrió varios abusos laborales: un golpe en la cabeza que se curó él con café y no pudo salir ni para celebrar el Día de la Madre. Todo esto motivó una investigación que podría sancionar fuertemente a los propietarios de la bodega.

La historia se dio a conocer gracias a la cadena de televisión CityTv, quienes grabaron a Hélber en la bodega a través del único acceso al exterior: una pequeña ventana en la puerta.

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San Salvador, El Salvador

Redacción

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