No solo son los humanos sufren de las consecuencias del COVID-19 a nivel mundial, ya que también las mascotas sienten cuando un ser querido se va para siempre.
Un interesante hecho ocurrió en la ciudad peruana de Talara donde Fran Quevedo vivía junto a su dálmata durante siete años, donde ambos mantenían una relación muy cercana y es que el perro se había convertido en su fiel amigo.
Por eso, cuando la familia tuvo que despedir a Quevedo tras su lucha contra el coronavirus, su querido perro ‘Colo’ no podía faltar. Pero fue tanta la emoción que el can sintió, que subió al cajón y se despidió de su compañero.
“Tras que abrieron el vehículo, el perrito no aguantó más e ingresó. Luego se subió féretro. Lo olfateaba y no quería bajarse de allí”, comentó una pariente del fallecido.
Fue tanta la necesidad de estar junto a su dueño que los familiares tuvieron que retener a ‘Colo’ para poder continuar con el entierro y es que según contaron, ellos eran inseparables durante todos los años que estuvieron juntos.
Según la fuente, la familia será quien se hará cargo de la mascota desde ahora y que tendrá que ser muy bien acompañado tras la tristeza que ha sentido por la partida de su dueño.