(Foto/cortesía)
La Champions League sigue siendo un bálsamo para el Barcelona en medio de una de las temporadas más complicadas en los últimos años: sin presidente electo, con un entrenador de paso y una plantilla corta y descompensada, plagada de lesiones y después del enfrentamiento de Messi con la cúpula.
El Barcelona se presentó en la capital de Hungría para exponer su talento frente al Ferencvaros, ganado por 3-0.
Antes de llegar al primer cuarto de hora Antoine Griezmann abrió el marcador con un taco hermoso que se convirtió en la cereza del postre que habían gestado Jordi Alba y Ousmane Dembélé. Seis minutos más tarde Martin Braithwaite extendió la ventaja para liquidar el pleito con mucha antelación.
Cuando el cronómetro de Aleksey Kulbakov iba a marcar la media hora, un penal indiscutido le permitió a Dembélé transformar el triunfo en goleada desde los doce pasos.