Por: Agencias

Foto: Redes Sociales.

Nilo o Ángelo, detrás de esos nombres se encuentra la doble vida de un gato muy astuto. Su dueño Héctor Morales lo adoptó cuando era un cachorrito que había nacido en un callejón. Lo bautizó Nilo.

Pronto el joven entendió que su animal amaba la vida fuera de su casa, perderse entre las calles, deambular por horas, solo o acompañado. Si bien al principio sintió temor, el felino siempre regresaba y no vagaba lejos, por lo que le permitió esas aventuras diurnas.

Nilo creció y se tornó más audaz. Sus salidas ahora son más largas e, incluso, a veces, pasan días sin que regrese. Esto al principio preocupó mucho al chico, ya que, en ciertas ocasiones, pensó que lo había perdido. Sin embargo, eso nunca sucedió.

En uno de sus últimos regresos al hogar, luego de una larga travesía, Morales notó que había algo extraño en su mascota. Más precisamente en su collar. Tenía una nota adherida. La leyó y no pudo creer lo que estaba escrito.

«Somos la otra familia de ‘Angelo'», decía el texto. «Cuando no está en tu casa, está en la nuestra», proseguía. El joven se quedó mudo un segundo mirando a Nilo. O a Ángelo, que también lo miraba.

El que se creía que era un gato callejero, resultó ser un astuto animal que disfruta de dos hogares al mismo tiempo. Y de dos nombres.

El joven aprovechó la siguiente “excursión” para enviar un mensaje: “¿Me pueden dar su número para dejarlo en vacaciones? PD: Nilo comió atún antes de salir”.

Así la doble vida del gato dejó de ser secreta para volverse un cuidado compartido.

elblog

San Salvador, El Salvador

Redacción

Ventas