Por: Agencias

El 26 de abril de 1986 es una fecha que quedó grabada en la historia de la humanidad, pues ocurrió una tragedia colosal que en la actualidad sigue dando de qué hablar: el accidente nuclear en la central de Chernóbil.

El desastre provocó que la zona fuera totalmente inhóspita para la vida por un largo tiempo; sin embargo, años después del incidente, un grupo de científicos encontró un tipo de hongo bastante singular que crecía en las paredes del reactor.

El hongo fue bautizado con el nombre científico «cryptococcus neoformans» y cuenta con altos niveles de melanina, cualidades que le dan color a la piel, haciendo que esta se torne más oscura.

La melanina absorbe la radiación y la convierte en energía química, un proceso similar al de otras plantas que convierten el dióxido de carbono y clorofila en oxígeno y glucosa a través de la fotosíntesis, a este proceso científico se le conoce como radiosíntesis.

Asimismo, con este químico, los hongos son capaces de convertir la radiación gamma en energía que les permite crecer y protegerse de los altos niveles de radiación.

La NASA ha informado a través de sus estudios la posibilidad de extraer el poder de la fotosíntesis de las plantas para confeccionar un bloqueador solar.

Algunos expertos teorizan sobre almacenar energía, una alternativa a los paneles solares, o ayudar a los pacientes de cáncer que están siendo tratados con quimioterapia.

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San Salvador, El Salvador

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