Este invierno, los británicos se enfrentan a apagones diarios de hasta tres horas lo que ha sido llamado «el peor escenario posible», según National Grid, la compañía encargada de la red eléctrica y de transmisiones de gas en el Reino Unido.
Las interrupciones podrían ocurrir en las horas de alto consumo, por la mañana o entre cuatro de la tarde y nueve de la noche. Los usuarios afectados serían avisados al menos 24 horas antes. El objetivo sería ahorrar hasta el 5% del consumo y las zonas afectadas se irían alternando a lo largo del país.
Si este plan de emergencia se activa tendría que ser aprobado por el secretario de Empresas y Energía, Jacob Rees-Mogg, y rubricado por el propio rey Carlos III.
Durante su campaña por el liderazgo del Partido Conservador, Liz Truss descartó rotundamente la posibilidad de racionamientos de energía para hacer frente a la crisis.
«Estamos en una posición mejor que muchos otros países», dijo Truss en Praga, a su paso por la primera reunión de la Comunidad Política Europea. «Pero por supuesto que siempre se puede hacer más, y estamos trabajando con nuestros socios para asegurar el suministro de energía en el futuro».
El Reino Unido depende del gas (hasta el 40%) para producir electricidad, aunque su dependencia del gas ruso es inferior a la media europea, apenas del 4%.